
Hoy más que nunca busco ese tesoro. No me importa caminar bajo la lluvia, tampoco perderme unos cuantos arco-iris, ni dar menos abrazos de oso panda esquizofrénico, o abandonar las lecciones de bailes de pies descalzos bajo la luna, hay algo que me hace sentir 100% segura, algo que me señala que mi tesoro es alto en nutrientes para el mejor funcionamiento de mi corazón. Mucha ternura, honestidad, respeto, y comprensión, son sus principales componentes.
Pues bien, en esta búsqueda tengo que recurrir a toda mi astucia y sensibilidad, porque puedo verme muy cerca de él y no percibirlo. ¡¡Es muy travieso este tesorito!!
Es por eso que decidí comprarme el mejor de los instrumentos para no fallar: Un INTUICIONOMETRO.
Les contaré que este intuicionómetro no es cualquier baratija, sino que la última versión que salió al mercado. Se sitúa en el lado superior del corazón y se carga con cuatro pilas: una de Realismo, una de Ilusión de Princesa, una de Paciencia y otra de Compatibilidad, así se garantiza la obtención de resultados óptimos.
Y en un afán de confidencialidad compartiré con ustedes una mala experiencia del pasado. Lo que ocurre es que yo anteriormente me vi motivada a buscar este tesoro, pero me faltó mas decisión y dinero, porque solo logré comprar la versión pirata de este intuicionómetro (situación de la cual me percaté cuando con el paso del tiempo y mucha insistencia de mi parte, no lograba el objetivo previamente establecido) y los resultados fueron claramente nefastos; así llegué muchas veces a lo que yo creía sería mi tesoro (en este punto se hace latente mi falta de decisión), sin embargo a los pocos días descubría que la duración de sus nutrientes era limitada, y no era una limitación en el tiempo, sino una limitación por el egoísmo-suicida del Tesoro en cuestión, pues llegado el momento en que pedía gentilmente al tesoro que me diera los nutrientes que me correspondían, este se auto-destruía en mis manos dejándolas llenas de llagas y totalmente inhabilitadas para seguir en mi búsqueda (solo yo puedo desenterrar el tesoro y nadie me puede prestar sus manitas), por suerte mi Lela tenía una crema con extractos de dignidad y determinación (la crema D&D), por lo que los estragos no fueron mayores.
Pero ahora no ocurrirá lo mismo, porque ya no me dejo engañar por copias baratas, así que a esos vendedores cretinos que me embaucaron vilmente les advierto que ya no soy esa Ingenua que compró todas sus charlatanerías, ahora me asesora un muy buen abogado, de palabra fácil y modales rudos, que no dudará en demandarlos.
Pues bien, en esta búsqueda tengo que recurrir a toda mi astucia y sensibilidad, porque puedo verme muy cerca de él y no percibirlo. ¡¡Es muy travieso este tesorito!!
Es por eso que decidí comprarme el mejor de los instrumentos para no fallar: Un INTUICIONOMETRO.
Les contaré que este intuicionómetro no es cualquier baratija, sino que la última versión que salió al mercado. Se sitúa en el lado superior del corazón y se carga con cuatro pilas: una de Realismo, una de Ilusión de Princesa, una de Paciencia y otra de Compatibilidad, así se garantiza la obtención de resultados óptimos.
Y en un afán de confidencialidad compartiré con ustedes una mala experiencia del pasado. Lo que ocurre es que yo anteriormente me vi motivada a buscar este tesoro, pero me faltó mas decisión y dinero, porque solo logré comprar la versión pirata de este intuicionómetro (situación de la cual me percaté cuando con el paso del tiempo y mucha insistencia de mi parte, no lograba el objetivo previamente establecido) y los resultados fueron claramente nefastos; así llegué muchas veces a lo que yo creía sería mi tesoro (en este punto se hace latente mi falta de decisión), sin embargo a los pocos días descubría que la duración de sus nutrientes era limitada, y no era una limitación en el tiempo, sino una limitación por el egoísmo-suicida del Tesoro en cuestión, pues llegado el momento en que pedía gentilmente al tesoro que me diera los nutrientes que me correspondían, este se auto-destruía en mis manos dejándolas llenas de llagas y totalmente inhabilitadas para seguir en mi búsqueda (solo yo puedo desenterrar el tesoro y nadie me puede prestar sus manitas), por suerte mi Lela tenía una crema con extractos de dignidad y determinación (la crema D&D), por lo que los estragos no fueron mayores.
Pero ahora no ocurrirá lo mismo, porque ya no me dejo engañar por copias baratas, así que a esos vendedores cretinos que me embaucaron vilmente les advierto que ya no soy esa Ingenua que compró todas sus charlatanerías, ahora me asesora un muy buen abogado, de palabra fácil y modales rudos, que no dudará en demandarlos.
1 comentario:
notable pekeña,
kjakakkajakaajka
muy divertido, y ademas aparece mi abraxo oficial..........
emmmmmmmmmm tendre que demandarteeeeeeeeeeeee
jakjkjaajaka
puchis no se que decir...sera un sueño esto_?
no lo se
pero mejor disfruto lo mas posible antes de despertar
chauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
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