domingo, 13 de abril de 2008

Escritofílica



¡¡Exigente!! ¡¡No sabes lo que quieres!! ¡¡No has conocido el adecuado!! ... diversas alternativas que al sumarlas llegan a un solo resultado: “Soltería”.
Si tal situación me afecta o no, dependerá directamente del amor propio que posea, a su vez dicho amor propio se ve condicionado por el diario que hacer de Tiare Ma Belle (mi bella en francés). En este diario que hacer, sorpresivamente evidencio que mi belleza definitivamente va In Crescendo.
Si bien tales palabras pretendo enunciarlas con el máximo de humildad posible, resulta inevitable lograr el efecto contrario; y mis pretensiones se desvanecen como sal en agua y mi ego se infla como globo aerostático. Mas me declaro inocente, (que de la inocencia soy la fundadora) y si bien soy conciente de que las calles no se asemejan en nada a pasarelas, muchos se aseguraron de demostrarme que, como buen humano, erré en mis apreciaciones. Y si así ha de ser mi realidad ¡¡Bienvenida sea!! Si ya se me hace imposible pasar desapercibida ¡¡Porque no asumirlo!! Y si debo admitir descaradamente que soy hermosa ¡¡Pues lo haré!! Y si mi amor propio se dispara marcando 10 perfectos puntos ¡¡Yo feliz!!
Sin embargo no me conformo con eso y voy más allá. Busco entre mi corazón y mis pulmones aquello que los creyentes llamamos alma, la enfrento a un espejo y en un espectáculo de luz y color aparecen tímidamente, por una parte, esas virtudes que me permiten sonreír sin remordimiento, y por otra, esos defectos que absurdamente se ganaron mi cariño, porque son parte de mí, porque hacen bajar mi rostro y mirar detenidamente mis pies, porque me vulneran y me enseñan que cada día debo ser mejor.
Pero una pregunta surge y lógica y espontánea (casi maliciosa)... ¿Y porque la soltería? Sin afanarme mucho en la interrogante, tal vez se deba a que hay algo de egoísmo encubierto en mí, porque ya no quiero dar más de lo que puedo recibir, NO ESTA VEZ, porque toda mi vida ha sido así y esta vez busco lo contrario, sentir lo que tantas veces he hecho sentir a tantos otros.
Mas acabo de marcar ese punto aparte y se que estoy mintiéndome ¡¡Si me fascina ver la felicidad que producen mis simples gestos!! De esos gestos tan típicos en mí, de esos tan llenos de mi especial amor (especial entiéndase tierno, genial, único e incomparable).
O quizás solo aguardo aquí ese momento que se que merezco, y mientras tanto disfruto de ésta interesante soltería sin sentirme menos feliz, sino en vísperas de más felicidad.
O simplemente escribo por el simple placer de volcar este ataque permanente de ideas a este burdo espacio, ideas mayoritariamente incoherentes y aisladamente algunas inteligentes, que aguardan recesivas el momento para dar ese gran golpe para derrocar a mi dulce locura.
¿Y que tal si sufro de una nueva filia? ¿Y que tal si soy la nueva autoproclamada Escritofilica?... ¿Qué tal?