
Si bien jamás he sido amiga de la racionalidad confieso que la admiro. Durante años anhelé que algo de ella quedara en mí, pero mis intentos desesperados solo lograron ahuyentarla.
Hoy no acepto del todo mi preponderante emotividad, con el paso del tiempo admito que se ha vuelto un huésped fastidioso.
Hoy no acepto del todo mi preponderante emotividad, con el paso del tiempo admito que se ha vuelto un huésped fastidioso.